03/07/2023

Después de cualquier tipo de crisis nos encontramos ante un territorio por explorar.

La crisis supone una ruptura, un quiebre de algo y diría que se produce por pura necesidad. Lo que había hasta el momento ya no es útil y la crisis es la manera de poder ayudarnos a hacer el salto necesario.

La crisis es el rayo destructor pero también iluminador.

En mi experiencia, las crisis siempre me han ofrecido una nueva perspectiva desde la que percibir las cosas, y según desde qué cuerpo viva la crisis, en ese mismo se verá afectada la capacidad perceptiva.

He observado que las crisis en mi cuerpo mental, afectando sobre mis creencias, mis valores o mis dudas, por ejemplo, afectaron a mi forma de pensar, aumentando mi flexibilidad y mejorando mi capacidad para tomar al mismo tiempo varios puntos de vista sobre el mismo tema y tener la habilidad para poder encajarlos.

Las crisis en mi cuerpo emocional sobre mis sentimientos en relación a la importancia que yo podría tener para las personas que me importaban, cuando sentí injusticia sobre lo que había vivido, o cuando mi corazón se sintió solo… reportaron en cambios sobre mi capacidad de amar, de empatizar, de sentir compasión y tolerancia.

Esta última crisis que he vivido ha afectado a mi cuerpo físico. Me doy cuenta de que estoy experimentando cambios a nivel auditivo por ejemplo, pero no sólo de sonidos “audibles”, sino en “otras formas de escuchar”.

En este preciso momento durante esta reflexión, me estoy dando cuenta de que estas nuevas formas de “escuchar” y todas las crisis anteriores vividas tanto a nivel mental como emocional, han estado trabajando para el mismo “jefe”. Para mí.

Estoy siendo consciente además, de que hasta ahora me había dado cuenta de los cambios por bloques, por así decirlo, y ahora comprendo que detrás de esos bloques, cuerpo emocional o mental, siempre está la globalidad que somos.

Parece una obviedad lo que acabo de decir, pero una cosa es entenderlo con la cabeza y otra la sensación de saberlo. Cada nuevo escalón es como un lente más de aumento en tu microscopio, una posibilidad de conocer algo que estaba delante de ti, pero que hasta ese momento no tenías la capacidad de ver.

Mi capacidad de tener sueños lúcidos y mi habilidad en ellos está cambiando, por ejemplo. Esta pasada noche me he despertado dentro de una pesadilla. Ha sido una experiencia increíble, he tomado las riendas del mal sueño pero no para qué desapareciera, sino para pedirle explicaciones de lo que estaba sucediendo a los personajes.

No son cómodas las crisis, pero he aprendido a rendirme a ellas como ante el canto de las sirenas.

A pesar de que me de miedo el nuevo mundo al que me quieren llevar, he decidido confiar y permanecer expectante ante las nuevas sorpresas que estoy segura me traerán.

María Garrido Garrido.