ATENTO A LAS SEÑALES II.

Te estás hablando directamente, pero la información está codificada.

No se puede manifestar toda la información de forma desplegada, pero sí se puede poner compactada y ocurre a través de los símbolos.

Todo lo que se presenta en tu día a día es un símbolo, es decir, tiene escondido en su interior una información para ti, la idea es darnos cuenta de que todas las piezas que te van llegando son partes de tu imagen completa.

El juego siempre se despliega ante ti, la única diferencia está en si eres consciente o no y de ahí derivará que vivas sus eternas subidas y bajadas de forma fluida y saludable o crítica y sufriendo.

Me parece enormemente hermoso y significativo que primitivamente el símbolo era un objeto partido en dos, del que dos personas conservaban cada uno, una mitad. Estas dos partes servían para reconocer a los portadores su compromiso o la deuda que existía entre ellos.

El sentido de la palabra “símbolo” se refiere a que tiene en su interior algo escondido, el acertijo se resuelve uniendo sus dos partes, una que se ve fácilmente y otra que permanece oculta ante la conciencia de quien lo observa.

Su revelación dependerá de la consciencia de los ojos que lo esté observando.

Lo compacto nos parece denso y oscuro porque no podemos o nos cuesta ver el espacio entre sus partes, para poder percibirlo claramente hemos de dar un paso atrás y tomar la posición de observador de nosotros mismos.

Aparentemente este es un proceso sencillo, y lo es en realidad, pero está lejos de lo que solemos hacer en nuestro día a día.

Todo lo que existe en nuestra vida está ahí para nosotros, el que no consigamos entender qué significa lo simbólico que se nos manifiesta, estará en relación directa con la cantidad de Luz consciente revelada.

Si tuviéramos la información de nuestro ser integrada en nuestra pequeña mente, no se presentaría envuelta dentro del símbolo, lo veríamos fácilmente, a lo mejor no con total nitidez, pero sí de forma que nos fuera más descifrable. Nada es una cuestión de todo o nada, sino más bien de degradados.

Si la información en forma de Luz no está integrada en nuestra pequeña mente, cuanto más choque con la idea que nosotros tenemos sobre la razón de por qué o para qué está ocurriendo lo que nos está ocurriendo y cuánto más alejado esté de la Totalidad, más fuerza tendrá que hacer la Luz para hacerse visible en nuestro interior. Esa fuerza ejercida por la Luz es experimentada por nosotros como conflicto.

Como decía Rumi, “la herida es el lugar por donde entra la luz”.

Por eso, los pasos para obtener la información sobre qué nos quiere decir la vida son siempre los mismos, pero tendremos que ejercer más fuerza sobre ellos en función de lo alejada que esté nuestra conciencia de la Verdad.

Las partes de este proceso consisten en tener la voluntad de hacer el camino, bajar nuestra cháchara mental, alejarnos conscientemente de nuestra opinión personal sobre el asunto, gestionar nuestras emociones y esperar muy serenamente a que el aire de nuestros pensamientos, el fuego de nuestras creencias y el agua de nuestras emociones, se calmen.

Este camino que empezamos a transitar no es un proceso de esperar sin “hacer nada”. Precisamente esta es una de las primeras vallas que nuestro ego nos suele poner delante, la primera prueba del videojuego.

Este es un camino en el que la atención, el enfoque y la intención se orientan en sentido contrario al que nuestra mente cree que “debe” ir. Este acto es el tremendo esfuerzo que hacemos de tirar de los cabos de las velas de nuestro barco para poder reorientarlas hacia una dirección que en este momento desconocemos.

Este es el modo que yo he encontrado para poder asir la Luz de nuestra sabiduría y ponerla al servicio de nuestro entendimiento.

El primer paso: tener la voluntad de hacer el viaje y el coraje para superar los posibles escollos.

Todo camino empieza por un primer paso y todo camino tiene sus dificultades. Lo primero, por supuesto, es tener esta voluntad de comenzar y un segundo paso dentro de este, es entender que si lo que estamos viviendo nos genera conflicto es porque hay algo sobre nosotros mismos que se nos escapa.

Hemos de ser quiénes para poder cambiar nuestras propias creencias sobre nosotros mismos y sobre cómo funciona la realidad.

El segundo paso: bajar nuestra cháchara mental.

Este proceso de tirar de los cabos de las velas de nuestro barco es complicado porque la mente suele tener mucha inercia y está presente con mucha fuerza y aceleración en nuestro interior.

Este paso es sanador por sí mismo, pero también es un escalón hacia otras experiencias maravillosas.

Suele llevar años de práctica encontrar esos segundos de silencio interior o de calma chicha, pero son tan maravillosos que te invito a que si no lo has probado lo hagas, y si lo has hecho y has desistido en algún momento, lo retomes con todas las fuerzas que puedas reunir.

Esta toma de riendas suele regalar momentos realmente sanadores para nuestra alma, momentos en que la Luz se puede ir filtrando en nuestra realidad dando paso a rayos mágicos que nos regalan pequeñas o grandes comprensiones sobre nuestra vida y estados de maravillosa conexión con el Todo.

Llegados a este punto es muy probable que una idea empiece a surgir en nuestra cabeza y es más que probable que queramos entrar en ella para poder “cogerla mejor”.

Te sugiero que lo tomes con cuidado porque este es un momento en que somos tentados por nosotros mismos.

¿Cómo experimentas eso que entiendes ahora? Lo que sientes dentro de ti, lo que esa experiencia te trae en tu interior, es tu brújula para saber si estás en la senda correcta o no.

Si eso que entiendes te hace conectar con la paz y la tranquilidad, estás en la senda adecuada, sigue por ahí, pero si lo que entiendes empieza a levantar una pequeña marejada en tu interior, ¡atención!

El tercer paso. Gobernar la marejada de nuestras emociones.

La idea que empieza a surgir en nuestra mente puede traer consigo verdadero entendimiento y paz, o cantos de sirena que puede atraernos hacia ellos con el peligro de poder encallar en las rocas.

Si esto último ocurre, te sugiero que asientes muy bien tus pies en cubierta y agarres con fuerza con una mano los cabos de las velas y con la otra el timón.

Aquí todo nuestro esfuerzo ha de estar en que no pierdas de vista el punto anterior, no dejar que tu pequeña mente inquieta tome el control. Permanece muy atento, porque ahora puede que la cuestión se ponga más complicada porque el aire de tu pensamiento no gobernado puede estar levantando olas en el mar de tus emociones.

Recuerda que, si la información que te llega te produce algún tipo de revuelo o duda, sino no te produce verdadera armonía, es que tienes que seguir manteniendo las velas y el timón bien firmes porque aún no estás frente a tu isla del tesoro.

En resumen, tu brújula para llegar a buen puerto ante cualquier información que te produzca conflicto y además poder entender de qué te está hablando esa experiencia simbólica de tu vida, tiene 3 aspectos clave:

1. Que tengas el valor de querer entrar y ahondar en él.

No dejarte entrar en “creo que ya sé lo que significa esto que estoy viviendo”. La clave está en el “creo”. Creer no es saber.

2. Tratar de manejar todo lo que te revuelve emocionalmente.

Has de permitir que tus sentimientos surjan para poder así liberar esa energía tan potente que está surgiendo dentro de ti y que no te derrumbe. Hazlo de la manera en que puedas o sepas expresarla sin dejarte caer en ningún tipo de juicio.

3. Mantenerte calmado y orientado en que la idea tome consistencia sola.

Toda la luz que poseas ha de estar enfocada, no te despistes con el aire que se está levantando (pensamiento), ni con el oleaje (emociones), confía en ti mismo y en tu propio poder oculto, la isla del tesoro está detrás de esa supuesta tormenta y si lo permites la Luz se revelará completamente, tu tesoro se hará visible a tus ojos y la Verdad aparecerá ante ti sin lugar a dudas.

María Garrido Garrido.

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