Vamos navegando por el río de la Vida y nos perdemos el paisaje.
Nos perdemos lo que estamos viviendo, lo que estamos oyendo, lo que estamos tocando, nos perdemos el trasfondo de nuestras relaciones… ¿Por qué?
Porque estamos enganchados.
Hay una adicción de la que no se habla normalmente; y es la adición a darle vueltas a todo.
¿Por qué vendrá así el agua del río?
¿Qué tiempo hará mañana?
¿Qué vamos a cenar esta noche?
– ¿Viste ese cervatillo?
– ¿Dónde?
– Ya pasó…
Resignarse supone no aceptar.
Resignarse supone que no eres capaz de abrazar el momento presente como lo que es. No eres capaz de estar aquí y ahora. Resignarse no trae paz a tu alma. Resignarse te pone en una situación de víctima. Esté esa víctima cabreada o sumisa.
Aceptar supone ser feliz y estar presente.
La aceptación no vive ni en el pasado ni en el futuro. La aceptación te permite abrazar cada momento y estar contigo más allá de los deberías y tendrías.
La aceptación es el camino de la comprensión profunda. El camino de la Sabiduría, la Verdad y el Amor.
-María.M.Garrido-
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