El paradigma que aún gobierna nuestra ciencia, enseña en medicina que la conciencia, la mente, es un subproducto del cerebro. El ser humano reducido a bioquímica, electricidad y materia, a un órgano; el cerebro.
Nada más deshumanizante para la ciencia, que habría de ser más humana, que mirar hacia otro lado cuando nos salimos de la materia.
Muchas veces pienso en lo frustrante que sería para mí ser médico en estos momentos. Por suerte me hice psicólogo, que es como que no cuenta y osteópata que cuenta menos.
En octubre de este año 2021 tuve la maravillosa oportunidad de escuchar en el colegio de médicos de Barcelona al Dr. Pim Van Lommel; cardiólogo holandés y unos de los mayores exponentes de los estudios científicos sobre ECM (experiencias cercanas a la muerte). Me apenó soberanamente que la sala no estuviera abarrotada y llena de periodistas ante semejante evento. Al día siguiente, cuando tuvimos el privilegio de tenerlo durante dos horas en exclusiva para hacerle todas las preguntas que quisiéramos, alguien le preguntó ¿Qué podríamos hacer para convencer a los médicos y a la ciencia de la necesidad del cambio de paradigma? Y él muy sabiamente contestó:
«No ceda usted su poder de cambiar el mundo ni a los médicos ni a ningún científico, porque ellos no lo van a hacer. Los verdaderos agentes de cambio somos todos, nosotros, ustedes; todos y cada uno de ustedes. Cuenten sus experiencias, no se avergüencen de ellas, hablen con sus médicos, todos, y todas las veces que sean necesarias y al final no tendrán más remedio que escuchar».
La solución siempre parece ser la misma; un número suficiente de humanos valientes para poder inclinar la balanza hacia el otro lado.
Sueño con que la Ciencia y la Espiritualidad se tomen de la mano. ¿Os imagináis el día que los abuelos cuenten a sus nietos la historia de cómo se perdió la medicina y la ciencia en la búsqueda de sí misma y cómo se volvió a encontrar al mirar a los ojos de los hombres?
Mientras tanto, los que consideramos que el hombre es algo más que una máquina biológica seguimos camino. No para convencer a nadie, sino por nuestro propio afán de saber.
María. M. Garrido.
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