¿Cuál es el problema del ser humano?

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El único problema del hombre es que no sabe qué es.

Sé que puede sonar muy dogmático, pero esta es mi opinión, mi perspectiva, y no nos llevemos a engaño pensando que podemos “ver” a través de los ojos de otro. Cada uno tenemos nuestra visión y hemos de tener en cuenta que nuestra lente particular está ahí influyéndonos. Por mucho que lo busquemos y deseemos, no podemos ser objetivos. Este hecho es contrario a la realidad. Nuestro filtro particular, nuestras creencias y teorías, es la pasta de la que se nutre nuestra manera de experimentar.

Según Kant, toda experiencia está organizada según las categorías de nuestro pensamiento, es decir, de nuestros modos de pensar sobre el espacio, el tiempo, la materia, la sustancia, la causalidad, la contingencia, la necesidad, la universalidad, la particularidad etc.

Nos podemos abrir a otros, al mundo. Podemos imaginarnos la situación vista desde otra perspectiva, pero nunca experimentarla verdaderamente.

Tal y como indica, el que para mí es una de las grandes mentes del S. XX, David Bhom, “Lo que necesitamos no es una integración del pensamiento, una especie de unificación impuesta, porque cualquier punto de vista impuesto sería, obviamente, otro fragmento. Más bien debemos considerar todos nuestros diferentes modos de pensar como maneras distintas de observar una realidad única”

Podríamos decir pues que mi posición no es dogmática porque a pesar de que no puedo estar en el cuerpo del que trato de escuchar, soy una persona que lo intenta. Y no me refiero a esperar a que el otro termine de hablar para poder hacerlo yo. Soy partidaria de la práctica de la escucha atenta y activa. Y  seamos honestos, la razón de base para hacerlo, no es la educación sino mi propio aprendizaje. ¿Egoísta?

Me gustaría hacer con este escrito una llamada a los seguidores de la denominada medicina holística, el nuevo paradigma que parece que se está imponiendo en el mundo de la salud. Para mí, las declaraciones hechas desde los abanderados de esta “nueva medicina” no es nada nuevo. Culturas mucho más antiguas que la nuestra han apoyado la idea de la alimentación natural, la atención al estado de ánimo, el movimiento como terapia y la calma mental como herramienta de salud; pero el punto del que me gustaría hablar es diferente, y está relacionado con mi primera frase.

Así como le doy una vuelta de tuerca a la escucha, me gustaría aportar uno o dos giros más a la posición de la mente con relación a la salud.

Parece que los científicos denominados cuánticos, son los que se están acercando verdaderamente al origen de la experiencia humana, y la medicina holística no es capaz de tomar en profundidad esa revelación con toda la carga que trae; el estudio de la conciencia.

La “nueva” medicina sigue mirando hacia afuera, tomando la verdadera causa de la enfermedad solo como un eslabón.

Mientras sigamos mirando hacia fuera pensando que ahí está la solución a la enfermedad, no vamos a tomar la puerta adecuada. En esta pseudo reformulación médica, seguimos sin tomar el origen como la llave maestra. A pesar de que la física de vanguardia nos está apuntando la respuesta claramente, seguimos sin entender que la fenomenología, lo de fuera, solo es un reflejo.

«No podemos resolver un problema desde el mismo nivel en el que se encuentra». Einstein.

¿Cuánto más atrás podríamos ir?

Causalidad descendente. Conciencia creadora. Conciencia como energía. Medicina de la conciencia. Medicina energética.

María.M.Garrido

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