Me parece una pregunta complicada de resolver y a la vez no tanto.
Podría pensar que lo adecuado es aquello que te hace bien pero…bien ¿Cómo? ¿Aquello que no te hace sufrir?
Sí. Podría ser una respuesta, pero no me vale para todas las experiencias que he vivido.
Está claro que a nadie le gusta pasarlo mal, pero es que la mayoría de las veces, si lo sabemos ver, trae tantos aprendizajes…
Esta semana di un paso más en mi aprendizaje de diferenciar entre resignación y aceptación.
La resignación siempre me pareció que trae consigo una connotación negativa, como algo que te arrastra o que te enfanga, o que te hace sentir más triste. La aceptación me hace sentir cierto…alivio, creo que es la palabra adecuada para lo que experimento.
Si la vida fuese un río y yo estuviese en él navegando con mi pequeña barca, la resignación me haría ir contracorriente gastando una enorme cantidad de energía. Todo ese esfuerzo no me permite nada más que estar concentrada en seguir remando. Pero en el momento que uno quiera, puede dar la vuelta a su barca y darse cuenta que puede remar a favor de la corriente. Eso supone aceptar.
De esta forma todo es muchísimo más fácil, el gasto de energía es mínimo o nulo y uno tiene tiempo para poder disfrutar de las vistas mientras sigue navegando.
Creo que la Vida es mucho más inteligente, benévola y amorosa que uno y sabe perfectamente lo que a cada cual le corresponde. Creo que realmente, eso es lo adecuado.
Siguiendo ese camino, poco a poco, voy comprendiendo y, poco a poco, voy aceptando.
Me dispongo a seguir girando mi barca cada vez que me dé cuenta que me estoy perdiendo las vistas.
María.M.Garrido.
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