¿Tenemos esa información integrada realmente?
Por mis años de experiencia como terapeuta diría que no mucho.
Hay muchas personas que al no conocer, ni comprender en profundidad lo que significa el bien y el mal, se dejan arrastrar por la búsqueda incesante de la perfección. Eso puede llevar, entre otras cosas, a una enorme actitud de auto-exigencia ante la vida y a un estancamiento y parálisis.
Como todas las experiencias en la vida, cuando están equilibradas, cuando se viven de forma saludable, nos pueden hacer crecer; pero cuando las llevamos a un extremo nos pueden hacer un profundo daño.
La auto-exigencia es una de ellas. El daño, la “lesión” siempre viene de arriba hacia abajo. El pensamiento siempre manda ante la acción y la emoción, y la experiencia interna es dirigida por él. Si el pensamiento original es saludable, sus derivados lo serán. Si el pensamiento es dañino, el conflicto y el dolor, estarán servidos.
Las experiencias dolorosas primero se fraguan en la psique. La actitud ante la vida, ante las circunstancias que nos tocan vivir, es quien gobierna nuestro barco. Pero en la mayoría de los casos, no gobernamos nada. Por supuesto, hacerlo de esta forma se hace de forma inconsciente. Ningún animal se hace daño adrede; pero las consecuencias se sufren igualmente, tanto en nuestro ánimo como en nuestro cuerpo físico.
Por otro lado, la actitud de parálisis y estancamiento viene derivado del miedo al fracaso. Este puede haber llegado a la vida de la persona por muchas sendas, pero que persista, es por no comprender claramente que un error, no es un error.
Un pecado, un fracaso, un error, una falta… suelen interpretarse con una carga claramente negativa. Además están tan arraigados de esta forma en el inconsciente colectivo humano, que poseen una frecuencia vibratoria muy baja; tanto que suele resultar difícil salir de su aprisionamiento.
“La Verdad os hará libres” decía el Maestro, y no se refería a verdades subjetivas, sino a la Verdad de cómo funciona el Universo, la Vida y las Leyes que lo rigen.
El desvío del camino de las Leyes, no es un error tal y como se interpreta normalmente; simplemente es la manera que tenemos de aprender en relación a nuestro estado actual de evolución. Ni más, ni menos. ¿Uno se equivoca de cruce en su viaje? Pues simplemente retrocede, intenta orientarse y sigue camino.
María M. Garrido
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