¿POR QUÉ HEMOS DEJADO DE SENTIR?

¿Qué nos da tanto miedo como para anular una parte esencial del ser humano?

El hombre se ha dado cuenta de que puede volar sin alas y le ha entrado el pánico.

No estoy hablando de sentir en relación a las percepciones físicas, como sentir frío, hambre o incluso dolor. Estoy hablando de sentir emociones, de la elaboración de sentimientos. Los rechazamos simplemente porque no los comprendemos y desde siempre, aquello que no entendemos nos da miedo. Aún tenemos impregnado en nosotros el miedo a las tormentas por pensar que se iba a caer el cielo sobre nuestras cabezas.

La vida es evolución y el ser humano como una de sus manifestaciones también está sujeto a ella. El salto al que nos dirigimos, nos lleva a traspasar la creencia de que la racionalidad es el “top” y abre el desarrollo de la puerta del sentido en todo su extensión. Sentir, en el gran sentido de la palabra, es el camino que nos hace cada vez más humanos.

Del diccionario etimológico de la lengua española, recojo este párrafo.

“Proviene de la raíz indoeuropea *sent- “ir”, como en alemán antiguo “sinnan”-“ir, viajar, anhelar”, anglosajón “sið“, irlandés antiguo “set” o galés “hynt”. Podría estar emparentado también con el inglés “send” o alemán moderno “senden”-“enviar”. En latín podría haber obtenido su significado figurativamente como en “ir y encontrar su camino.”

Me resulta precioso leer que sentir podría definirse como: viajar, anhelar, ir y encontrar el camino.

Pero como todo tiene un sentido,  el trayecto que hemos hecho es el perfecto. Cuando un niño empieza a andar no le das las llaves de tu coche para que se vaya a dar una vuelta. Tendrás que dárselas cuando llegue el momento adecuado, cuando él pueda.

Estamos en el momento en el que hemos recibido muchos impactos  en nuestro sentir y aún no le encontramos el sentido a estos sucesos, por tanto los vivimos con tensión y conflicto.

Hemos tenido unos cuantos “accidentes” con nuestro coche casi recién estrenado y ante la posibilidad de sufrir uno mucho más grave, hemos decidido que la mejor opción es tapiar la puerta del garaje y olvidarnos de que tenemos coche.

Es más, empezamos a darnos cuenta de que es un súper coche y el miedo a no saber conducirlo y hacernos más daño nos bloquea. Preferimos no sentir. Pero nuestro niño sigue teniendo mucha curiosidad por saber qué hay dentro del garaje y poder usarlo.

Ahora, nuestro niño ya es mayor y empieza a ver que muchos otros también tienen coche y algunos son realmente bonitos e imponentes.

La gente parece feliz yendo en ese vehículo tan impresionante. Seguro que pueden llegar a sitios que yo no alcanzo ni conozco.

Pero nosotros, como padre de nuestro niño interior, que paradójicamente está menos maduro de lo que él se cree, nos movemos en otra dirección. Tenemos este tipo de conversaciones con nosotros mismos.

-Este tema puede ser interesante, pero hay que andar con cuidado porque también puede ser peligroso, se nos puede ir el pie y acelerar de más y entonces ahí sí que tendríamos un gran problema.

-Sí, pero  quizás si vamos con cuidado, puede que no y podríamos llegar a tener una nueva experiencia, porque si no lo hacemos, siempre vamos a estar aquí. No podremos conocer otros lugares y puede que nos estemos perdiendo algo realmente maravilloso.

Y sí, se están perdiendo algo realmente mágico, pero están en el proceso de poder llegar a tenerlo.

Estamos intentando salir del estadio de estar anclados en nuestra pequeña mente, en esa parte ansiosa, preocupada, futurista, repetitiva y machacona que también somos, mas podemos empezar a atrevernos a dejarnos volar hacia esa parte de nosotros que aparentemente es más aventurera o incluso, desde nuestro punto de vista más imprudente y permitirnos crecer. Ese crecimiento pasa por el mundo del sentir. Ese es el universo de la sensibilidad y la sensitividad.

Sentir es el proceso del encuentro entre lo que somos como entidad y lo que también somos como personaje.

Cierto es que se puede llegar a sufrir algún accidente importante, pero eso pasa si durante mucho tiempo se ha retenido el sentir, si se ha intentado refrenarlo de alguna manera.

Sentir es uno de los travesaños del puente que nos lleva de vuelta a Casa y es inevitable que pasemos por él.

Es la fuerza que lleva el río desde su nacimiento al mar. Puedes hacer muchas cosas con esa agua, como por ejemplo hacer una presa, pero ¿para qué usarás ese dique?, ¿Lo usarás como embalse para generar y acumular tu propia energía e incluso regalársela a los demás, o te enfocarás en hacer cada día la presa más grande porque tu intención realmente es intentar detener el río? Si es así, no te extrañe que un día reviente todo, porque el río va a pasar, sí o sí. En algún momento te das cuenta de que las cosas que te ocurren no son algo que tengas que comprender, no es algo que se pueda digerir sólo racionalizando. Te das cuenta de que el coche no va a desaparecer del garaje por mucho que tú le cierres la puerta. Es más, empiezas a darte cuenta de que el coche se enciende solo aunque tú quieras evitarlo a toda costa. Es el momento. Ya tienes la edad suficiente, y cerrando la puerta del garaje lo único que vas a conseguir es que los humos del coche puedan terminar haciéndote mucho daño.

Se nos llena la boca hablando de la fraternidad humana, de nuestra reconciliación con las otras especies y con la naturaleza,  pero nunca vamos a tener la experiencia real por ejemplo, de que ese señor que vive a 2 o a 4.000km de mi casa, es verdaderamente mi hermano, si no soy capaz de sentir.

Si le pedimos a alguien que cuide el medio ambiente sin que sea consciente de su capacidad de sentir, puede que lo haga porque esté de moda o de una forma mecánica, pero no porque se dé cuenta de la importancia que tiene.

Sentir significa vibrar ante las experiencias de la vida, dejarse inundar el pecho por las cosas que nos mueven el alma y nos hacen re-conocernos. Hay algo dentro de cada uno de nosotros que nos dice que realmente eso es verdaderamente importante.

No es lo mismo ver la sonrisa de un niño, que dejarse llevar por lo que esa percepción nos hace vivir. ¿A dónde nos puede llevar esa experiencia? Tenemos miedo de que nos lleve a algún lugar oscuro, desconocido o enterrado de nosotros, pero solo es la experiencia precisa que se nos presenta para iluminar esas partes.

Sentir está relacionado directamente con el AMOR, con el amor a lo grande y nunca vamos a conocer lo que es realmente el amor, si no salimos del marco de nuestra familia o del amor romántico de pareja.

Si alguien es capaz de decirte que te quiere, simplemente recíbelo y déjate experimentar en ese sentimiento aunque sientas ganas de llorar o se te encoja el estómago. Estás gestionando esa experiencia como puedes, mas es la manera en la que puedas empezar a conocer esa capacidad. Eso es sentarte dentro del coche encendido y empezar a notar su vibración en tu cuerpo. Algo que hasta ahora no habías sido capaz de vivir.

Cuando vemos a alguien llorar y le decimos que pare, no nos damos cuenta de que se lo pedimos porque su vibración reverbera en nosotros y no podemos gestionar esa experiencia sobre nosotros mismos. Esa persona está sintiendo cosas y hemos de ser quienes de poder respetarlo. Lo más importante es que ese otro yo, es el hermano maestro que nos está dando la oportunidad de que la capacidad del sentir se abra en nosotros. Intenta simplemente acompañarlo aunque te haga llorar a ti también. Es perfecto. Es humano. Es muy poderosa la experiencia del compartir en el sentir. Puedes simplemente estar a su lado callado o acariciarle, pero permítete no decirle que pare. Cuando la energía se haya dispersado, si la persona quiere hablar, siéntete honrado de recibirle y atiéndele. Tendrás la maravillosa oportunidad de sentirte más vivo que nunca porque estas realizando un acto de servicio por AMOR, y eso es lo más maravilloso que un ser humano puede llegar a experimentar.

Te hago esta gentil invitación. Ya es momento de poder hacerlo. El río está crecido, sólo permítete sentarte a su orilla y tener experiencias.

María Garrido Garrido.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *