¿POR QUÉ Y PARA QUÉ ME PASA LO QUE ME PASA?

publicado en: Autoconocimiento | 1

Si piensas que la solución a tus problemas o los problemas de tus seres queridos está en que otro se comporte mejor, estás mucho más ciego de lo que crees.

La mayoría de nosotros nos consideramos seres muy conscientes, maduros y conocedores de cómo deberían ser las cosas, mas en realidad no somos capaces de percibir cómo funcionan los hilos que manejan nuestra vida en particular y la vida en general.

Muchas personas que se han acercado al mundo del desarrollo personal, la expansión de la conciencia y la espiritualidad, creen conocer esos hilos estructurales, pero en realidad no es así.

¿Por qué me siento en la libertad de decir esto de una forma tan categórica?

Porque no experimentan una vida sana, tranquila y feliz.

Por supuesto, siempre tenemos nuestros altibajos, pero aquellos que viven la vida tratando de seguir las leyes que gobiernan los hilos de la vida, son personas que sienten que sus vidas tienen sentido y la experimentan con una nota media alta que les reporta paz y felicidad.

¿Sientes eso en tu vida?

Muchos opinan que la vida no es fácil. La razón es porque, sin darse cuenta de la verdad, siguen siendo jueces que apuntan hacia afuera, acusando a unos y a otros de que no dicen o se comportan como debieran.

Sin duda alguna, una de las características esenciales de la vida es que contiene movimiento, el crecimiento está siempre presente. Cuando uno piensa que ha llegado a la cima de algo, habría de darse cuenta de que las supuestas cimas, son siempre los llanos de otros aprendizajes aún lejanos.

Nuestra vida es como es, porque nosotros somos como somos. Somos un ser, un verbo, algo siempre en acción, en movimiento, en crecimiento continuo.

Venimos a la Tierra a aprender siempre, no hay nadie que esté encarnado que no necesite aprender en algún aspecto de su ser.

¿Cuántas veces te has dicho, este tema ya lo tengo trabajado?

Para saber si una información está integrada dentro de ti, tu mundo exterior en relación con esa información ha de reflejarte experiencias de salud y serenidad.

La oscuridad, la ignorancia, es nuestro caballo de batalla, aquel que, si aprendemos a conocer, se convertirá en el sublime corcel en el que podremos cabalgar disfrutando de la vida.

En la oscuridad nuestra vista tiene corto alcance y pensamos que lo que vemos es lo que es y nada más, mas todo guarda información en su interior.

Por ejemplo. La relación con los padres no solo nos habla de nuestro padre y nuestra madre como fulanito o menganita que nos dio la vida en esta ocasión, sino que también nos habla de cómo tenemos integrado y evolucionado esos arquetipos; el principio yan para generar y el principio yin para sostener.

Todos los conceptos se pueden vivir desde su versión más oscura, densa y sin luz o desde otra más luminosa y completa.

El concepto de “padre” en su versión más densa, no habla entre otras cosas de la autoridad, la rigidez, la falta de mano izquierda, la falta de desarrollo de la flexibilidad, de la fijeza que no permite el crecimiento y el avance, del juicio, del autoritarismo y del dogmatismo.

La versión más luminosa de este concepto es la del sabio, la reflexión, la flexibilidad, el generador, los creadores de nuevos brotes, el fomento de la independencia en los hijos, la estructura amoldable a las necesidades, el jardinero que planta.

¿Cómo crees que es tu padre o las figuras paternas que están en tu círculo más íntimo?

Así está esa información arquetípica dentro de ti. Así es tu padre interno, tu forma de generar, la forma en que das origen.

La versión más densa, ciega, ignorante y con menos luz del concepto de madre, está relacionada con la pasividad, el buenismo, la ensoñación sin límites, el positivismo, el no saber decir no o poner límites, el que nos pasen por encima, el descuido de nosotros mismos en pro de los demás; el exceso de mimo y cuidado tampoco deja crecer.

Cuando somos capaces de elevar este concepto, se desarrolla en nosotros la capacidad de ser nutrientes para otros en todos los aspectos, ser fuente de alimento, nos convertimos en escuchadores natos, seres verdaderamente compasivos, los jardineros que cuidan y mantienen el jardín.

Conocer los entresijos de que lo que nos pasa en la vida es lo que necesitamos para medrar, es haber encontrado la primera baldosa de nuestro camino hacia Oz.

El quiz de este juego es darnos cuenta de que no hay nada “fuera de nosotros”. Los otros, son nuestros espejos, son los reflejos que necesitamos, nuestros hermanos maestros que nos ayudan a reconocernos para así completarnos. Nos devuelven la información precisa para poder ver nuestro verdadero ser por dentro y nos ayudan a consumar aquello que aún no hemos conseguido.

Tu padre, tu madre, tus hermanos y hermanas, tu pareja, tus hijos, tus amigos, tus conocidos, son espejos que te reflejan una y otra vez aquello que te falta o te sobra. Aquello que no está en equilibrio, aquello que no comprendes y, por tanto, te hace perder tu paz.

Nunca jamás es el otro el que ha de cambiar. Pero mientras no te des cuenta de a lo que has venido a este mundo, pensarás que los otros son los que tienen que cambiar para hacerte la vida más fácil y feliz.

Que la vida no sea fácil no es porque los demás no hagan lo que “deben hacer”, es porque tú no estás entendiendo cómo funciona la vida y a qué has venido.

María Garrido.

  1. Bárbara.

    Te felicito, un texto muy revelador de principio a fin. Ojalá algún día poder comprendernos al 100%.

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